Buceadores Debutantes en Aguas Abiertas

Buceador nº 1
El buceador es un estudiante universitario de 19 años de edad, con titulación en buceo recreativo de 6 meses de antiguedad. Es una persona activa y sana, no fumadora y abstemia. Presenta un historial de congestión de pecho e infecciones ocasionales durante el estadio infantil, aunque no presenta síntomas desde hace muchos años. Fue declarado apto para el buceo por su médico de familia. No ha buceado más desde la fecha de certificación y empezó una semana de inmersiones poco profundas con sus amigos.

El incidente
Inició la primera jornada de buceo con una serie de cuatro inmersiones, entre -6 y -12 metros, durante unos 25 minutos en cada inmersión. El sitio de buceo era nuevo para él. En dos de las inmersiones, el buceador experimentó algo de ansiedad y se separó del grupo para efectuar un rápido ascenso hacia la superficie. En ambas ocasiones el líder del grupo de bucedores fue capaz de detener el ascenso y estimularle hasta calmarlo y regresar al fondo. Durante el segundo día de buceo, el buceador en cuestión hace dos inmersiones en el mismo sitio. La primera a -18,2 metros/30 minutos, con un intervalo de superficie de 60 minutos, seguida de otra a -15,2 metros/20 minutos. En la segunda inmersión, el buceador experimentó de nuevo un fuerte sentimiento de ansiedad y comenzó un rápido ascenso hacia la superficie. Una vez más, el líder del grupo paró su ascenso cerca de la superfície y le animó a esperar unos minutos (impidiendo así, seguramente, un daño más grave e inmediato).

Los síntomas
Un poco después, cuando el buceador salió del agua, tenía frío y se encontraba muy fatigado. Más tarde, esa misma noche, después de regresar a casa, se dio cuenta de la aparición gradual de dolor en su codo derecho. El dolor crecía en intensidad, y también desarrolló un dolor de cabeza generalizado. Llamó a su instructor de la certificación original, diciéndole como se sentía, a lo que le respondió que era poco probable que el buceador estuviese sufriendo una enfermedad descompresiva (E.D.) A la noche siguiente, al ver que los síntomas continuaban, llamó a DAN. Por desgracia, el buceador no era miembro de DAN y se hallaba a más de tres horas de distancia en coche de la cámara de recompresión más cercana. Debido al costo de la evacuación y evaluación locales, eligió acudir al centro hospitalario conducido por sus amigos, evitando la evaluación médica local y la asistencia.

El tratamiento
Afortunadamente para el buceador, experimentó un alivió completo de todos los síntomas cuando se le trató con la tabla 6 de la U.S. Navy. Permaneció en observación en el hospital hasta todo el día siguiente y fue dado de alta más tarde. Aunque sus síntomas eran relativamente menores, el buceador tomó la decisión correcta al pedir consejo profesional. A pesar de que hubiera sido mejor si hubiese sido primero evaluado por un médico local, asistido con oxígeno al 100% y luego trasladado a una cámara hiperbárica, el buceador zo experimentó todavía un resultado positivo después de su lesión. Con síntomas post-inmersión como los descritos por el buceador, es aconsejable una evaluación por un médico local, incluso si esa persona no tiene formación en medicina subacuática e hiperbárica. Es del todo aconsejable que el médico pueda recopilar información básica y realizar tareas básicas de evaluacion física y neurológicas. Esto no sólo ayuda a diagnosticar la E.D. sino que también ayuda a descartar otras causas posibles de los síntomas que pueda presentar el buceador. La E.D. no siempre se manifiesta de manera evidente y puede manifestarse  incluso después de inmersiones que normalmente no harían sospechar su existencia.

Bucead or nº 2
Se trata de una mujer de 30 años de edad, que goza de excelente salud, en buen estado físico y no fumadora. Obtuvo su certificación de buceo hace un mes y viaja con su vehículo personal a un lugar para disfrutar de la práctica del buceo recreativo durante dos días. El incidente El primer día planificó dos inmersiones para “reencontrarse” a sí misma y con las habilidades recientemente aprendidas. Estas dos inmersiones, a -7,6 metros/ 25 minutos, se efectuaron sin complicaciones y ningún problema. Para el segundo día de buceo, planificó una inmersión a -18,2 metros/50 minutos. Hacia el final de la inmersión, tuvo probelams de flotabilidad y trató de usar su chaleco para lograr mantener una flotabilidad neutra, lo que provocó un aumento de sus problemas de flotabilidad y terminó haciendo una subida en pánico hasta la superfície.

Los síntomas
Poco después de romper la superfície se sintió mareada y con náuseas. Después de despojarse de su equipo, se acostó, descansando. Después de un intervalo de superficie de dos horas, se sintió mejor y apareció libre de síntomas, por lo que se decidió a hacer una segunda inmersión, esta vez a -13,7 metros durante un tiempo total inferior a 25 minutos. Hizo una parada de seguridad de cinco minutos y salió del agua, sin apreciar ningún síntoma. Inició el regreso a casa inmediatamente después de finalizar su inmersión. Sin embargo, para llegar a su casa, tuvo que cruzar unas montañas que alcanzan una altura de 1.981 metros, unos 90 minutos después de finalizar su última inmersión. Una vez en su casa, aproximadamente unas cinco horas después de salir del agua, empezó a experimentar una debilidad generalizada, más una sensación de hormigueo, y sensación de “pinchazos” en su brazo izquierdo. Aproximadamente una hora después de llegar a casa, regresaron las náuseas otra vez y la debilidad acabó por afectar totalmente a su brazo.

El tratamiento
La buceadora acudió al departamento de emergencias local y fue evaluada por un médico. Aunque ella no era miembro de DAN, el médico llamó igualmente a DAN para discutir el caso. La buceadora fue trasladada a un cámara hiperbárica situada en otro centro médico local, más grande. Fue tratada con una tabla nº 6 de tratamiento único de la U.S. Navy, logrando una resolución completa de los síntomas experimentados.

Discusión
These two incidents point out that there’s more to diving than the certification. As divers, we should take a close look at ourselves – and our buddies – to ensure we’re ready for certain underwater experiences; the issue of diver comfort arises in many injury cases referred to DAN. Both divers may have been unsure of their abilities as new divers, but both acted on common sense when they acknowledged that something was amiss after their dives. They made the right decision about getting assistance, despite their lack of specific knowledge about DCI.

Divers can perform all of the right skills in the pool and under direct supervision, but how comfortable are they once they are on their own? It depends on the diver and the situation, but control of respiration is a key factor in maintaining in-water comfort. Factors that may increase resistance to normal breathing, such as BCD chest straps, a partially inflated BCD or a tight-fitting wetsuit, may create a sense of uneasiness in the diver; add to that a lack of diving experience at a new depth and at a new site. Now consider the level of skill and the level of diver knowledge: this does not necessarily equal new-diver comfort. Optimally, each dive needs to match the skills and knowledge of the diver. The first dives after certification  are still learning dives. Becoming accustomed to the effects of submersion has a great deal to do with developing diver comfort and reducing stress, anxiety and even panic. In this respect, in-water comfort is as much of a safety skill as buoyancy control.
 

This is also where DAN membership and Alert Diver can play a role. Even during months when you’re not diving, you can get relevant diving safety information that can help you – and the other people with whom you dive – better understand recreational scuba diving. If your dive buddies are not DAN Members or if you know new divers who have not yet joined DAN, encourage them to do so now. There is no single action that will eliminate injuries in divers, but a DAN membership is an excellent start to a long and knowledgeable career in recreational scuba diving.

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