Comprensión del incidente
Diario en un caso de Barotrauma del Oído Interno
31 de Agosto
¡Finalmente, es hora de partir! Me esperan dos días de buceo a tope en Croacia. Nuestro grupo está compuesto por tres Open Water (uno de los cuales con más de 200 inmersiones), y tres buceadores Advanced Open Water (mi marido, otro buceador experto y yo). Las inmersiones que hemos planificado con el centro de buceo son sencillas y siempre dentro de la curva de seguridad (con una profundidad máxima de 30 metros para nosotros, los buceadores Advanced).
Zarpamos con el barco junto con otros buceadores y guías, con la idea de bucear en Bumbište.
Es un día soleado y la temperatura suave invita a un buen buceo. A la señal acordada, me sumerjo junto con mis otros compañeros de inmersión. La capucha del traje me aprieta y me molesta un poco, así que decido estirarla para dejar entrar un poco de agua. Sé lo que hago; tengo más de sesenta inmersiones y sé que tengo que empezar a compensar en seguida, en los primeros metros, porque mi oído derecho es "difícil". Los otros buceadores descienden sin problemas, pero yo voy a mi ritmo y prefiero hacer las cosas con calma. Compenso continuamente, pero necesito descender lentamente. Mi marido ralentiza también su descenso, y espera a mi señal de OK. Sigo teniendo dificultad al compensar hasta que, transcurridos unos segundos, noto que he compensado correctamente. No siento ningún dolor en particular y estoy tranquila… siempre me han dicho que cuando hay un problema grave, el dolor es muy fuerte. En este momento, sin embargo, no siento nada, excepto un ligero malestar.
Al llegar a la superfície, tengo mi oído derecho lleno de agua y me llega el sonido apagado y lejano de lo que sucede a mi alrededor. Me sangra la nariz, pero sólo dura el tiempo que me lleva regresar a la embarcación. "Por la tarde ya voy a estar bien", me digo a mí misma, "o en los próximos días". A bordo me siento un poco mareada, pero se me pasa al poco rato.
Por la tarde, después de pasar en tierra el tiempo suficiente, nos vamos a Jarbol para otra inmersión increíble. Por desgracia, todos los síntomas de esa mañana se repiten de la misma manera durante y después de la inmersión, con mucho mareo y sangrado de la nariz.
La sensación de tener el oído derecho lleno de agua es tan fuerte que no puedo oir nada por él. Por otro lado, todavía estoy convencida de que no puede ser algo serio porque, de serlo, estaría lesionada… ¿O no?
1 de Septiembre
Este es el día de la inmersión más esperada: las cuevas frente al centro de buceo. Con mi oído sin dar signos de volver a la normalidad, me sumerjo y me doy cuenta de que ahora soy capaz de compensar mejor y más rápido que el día anterior, o al menos eso parece. Sólo una vez, dentro de la cueva, siento la necesidad de igualar y noto una molestia, pero mejora antes de salir. Salgo del agua sin ningún problema, y no considero ni remotamente que haya podido sufrir una lesión…
2 de Septiembre
Es lunes, y hemos superado ya el fin de semana, pero mi pérdida de audición no muestra signos de mejora. Llegados a este punto, mi marido piensa que lo mejor es llamar a DAN para una consulta, sólo por precaución. Con su cortesía y profesionalidad acostumbradas, los operadores me ponen en contacto con la división médica de DAN, quiénes recomiendan encarecidamente una visita a un especialista en otorrinolaringología, tan pronto como sea posible.
4 de Septiembre
Como sugirió DAN, voy al centro de salud de Trieste. Después de varias pruebas, incluyendo pruebas de audiometría y timpanometría, me encuentran que tengo una pérdida severa de la audición en el oído derecho, causada por la inmersión. Lo que me preocupa es no sólo los resultados de la prueba, sino también el hecho de que nadie intenta vaticinar la recuperación de mi oído. Los médicos consultan entre sí, y al final me piden que regrese al día siguiente para diagnosticar oficialmente el problema. Recomiendan que me quede acostada de lado tanto como sea posible, para evitar la ruptura de los componentes de mi oído interno, al igual que la ventana oval y la cóclea.
5 de Septiembre
Más pruebas de audiometría y timpanometría, otra consulta médica y, finalmente, el veredicto: el barotrauma causado al bucear dañó mi oído interno, y la pérdida de la audición es grave. Posibilidad de recuperación: desconocida. Obviamente, ya no puedo escuchar nada, ni siquiera el tono de llamada de un teléfono junto a mi oído. Me recetan antiinflamatorios de cortisona, y me envían a un centro de medicina hiperbárica y subacuática.
Estoy confusa, perdida e incrédula, pero cuando entro en el centro de medicina subacuática, casi me siento como en casa: fotos de peces tapizan las paredes, veo cartas de agradecimiento de los clubes de buceo, cartas náuticas y los emblemas de varias organizaciones y clubes de buceo. El Dr. Rinaldi, doctor en medicina de la inmersión, es fantástico, al igual que todo el personal… ¡incluso hay incluso una pegatina de DAN! Me siento como en casa. Empiezo el tratamiento hiperbárico con una esperanza renovada.
Le envío toda la documentación médica a DAN que, casi al instante, confirma la validez del tratamiento médico que me prescribieron en Trieste. En ese momento, cualquier respuesta es muy importante, y los especialistas de DAN no dejan que me sienta abandonada.
A partir de ahí comienza una carrera esperanzadora y, afortunadamente, con un progreso emocionante. Después de tres días de tratamiento médico e hiperbárico, el sonido del teléfono – muy lejos, a distancia, rodeada del más absoluto silencio a mi entorno – empieza a abrirse camino a través de mi oído lesionado. Un sonido que, después de un ciclo de tratamiento hiperbárico (8 sesiones), se ha vuelto tan fuerte y claro…¡que incluso puedo oír algunas palabras al hablar por el teléfono! Supone una explosión de alegría, una alegría que me marea … Estoy respondiendo bien al tratamiento, y quizá, después de todo, no me queden secuelas auditivas. Nunca he deseado con tanta fuerza oír el zumbido de un tono de llamada.
Con cierto resquemor, me someto a otra prueba de audiometría: – 335 decibelios recuperados del total de 460 perdidos desde el último examen audiométríco. Cuando los resultados son positivos, todo es más sencillo, y el cuerpo probablemente también responde mejor. Me someto a una segunda ronda de tratamiento hiperbárico con una gran, inmensa, esperanza … para poder escuchar los sonidos del mundo, como antes del accidente.
Cuanto más tiempo pasa, mayor es el alivio de saber que sólo estoy mejorando, desvaneciéndose paulatinamente los efectos del tinnitus y volviéndose los sones más definidos, precisos y distintivos.
4 de Octubre
Ha pasado un mes desde la primera visita, cuando me diagnosticaron una deficiencia auditiva severa. Después de dieciséis sesiones de tratamiento hiperbárico, la prueba de audiometría es liberadora: 435 decibelios recuperados del total de los 460 perdidos. Me considero una buceadora (bueno, a decir verdad, una ex buceadora) muy, muy afortunada. Todavía tengo un ligero tinnitus, pero estoy segura de que en cualquier momento desaparecerá por completo.
Sin embargo, no es sólo la buena suerte; la suerte sólo ayuda. Desde mi primer buceo, siempre he contratado el seguro médico de DAN, convencida de que, incluso con la mejor y más cuidadosa planificación de todos los detalles de cada inmersión, siempre existe un pequeño riesgo que hace que sea necesario contar con una asistencia oportuna y competente y la ayuda médica de una organización como DAN. Probablemente la mayoría de los buceadores nunca van a necesitarla, pero para aquellos que se encuentran en una situación de emergencia, poder contar con una institución de especialistas y profesionales, es siempre muy importante. En mi caso, DAN jugó un papel decisivo, tanto en el asesoramiento de la visita inmediata a un especialista en ORL, como al confirmar que el tratamiento prescrito se ajustaba a las directrices de la mayoría.
Por esta razón, tenía muchas ganas de compartir el relato de mi accidente: advertir a todos mis compañeros de buceo sobre el tipo de problemas con los que a veces tenemos que lidiar. El barotrauma del oído, especialmente del oído interno, es un riesgo al que se le da poca consideración por parte de los instructores y buceadores en general, de cualquier organización didáctica de buceo. Durante todos nuestros cursos siempre fuimos conscientes de la enfermedad por descompresión, narcosis del nitógreno, la ruptura de la membrana timpánica debido a una incorrecta flotabilidad, burbujas silenciosas e, incluso, la toxicidad del oxígeno a gran profundidad, pero nunca de la posibilidad, más allá de la Enfermedad por Descompresión, de la aparición de un barotrauma generado por una compensación normal (sin forzar) o, tal vez, como consecuencia de una capucha del traje demasiado apretada. Espero que mi experiencia pueda servir para prevenir esta lesión tan silenciosa como peligrosa.
Comentarios del Experto
Este es un caso muy claro de barotrauma del oído, probablemente causado por una lesión en el oído interno, afectando, probablemente, a la ventana oval, o directamente la cóclea. Es interesante destacar la conocida y frecuente dificultad para compensar, según informa la señora Bolzan, quien también creia erróneamente que tales dificultades debían ser siempre dolorosas. "¡Si no hay dolor, el problema no es serio!". Este no es el caso; la única dificultad para compensar puede causar en sí misma un desequilibrio de presión entre el oído medio y el oído interno, de tal manera que, incluso en ausencia de dolor significativo, puede causar lesiones. Más que nunca, vale la pena insistir en el hecho de que una dificultad en la compensación debe considerarse un signo de alarma, y que forzar la compensación no es recomendable.
En cuanto a la declaración de la señora Bolzan, que ahora se hace llamar una "ex -buceadora", yo no considero que deba ser tan pesimista: de hecho, el tratamiento fue un éxito, con recuperación completa y un mínimo de efectos residuales. Me permito sugerir el tratar de identificar y corregir los problemas de fondo que originan su dificultad para compensar.
Lección aprendida: forzar la compensación durante una primera inmersión, y luego repetir la maniobra, sin prestar atención a los síntomas evidentes de molestias en el oído y pérdida de la audición, no fue una buena idea.
Después de haber aprendido esta lección, no veo por qué deba considerarse a sí misma una ex buceadora.
Dr. Alessandro Marroni
President y Director Médico General de DAN Europe