Decidiendo rápido, decidiendo bien

Nos encontramos a mediados de agosto, en Egipto. Tras la detención del presidente Morsi, la tensión social aumenta. La ya dramática situación interna, se precipita. Los Ministerios de Asuntos Exteriores de Rusia, Italia y otras naciones europeas aconsejan no viajar a Egipto. Los EE.UU. organizan una evacuación de sus ciudadanos. Las agencias de viajes comienzan a cancelar vuelos. Muchos europeos siguen el consejo de sus respectivos ministerios y aceptan la insistencia de su evacuación. En menos de dos semanas alrededor de 50.000 personas son repatriadas desde varias zonas de Egipto, entre las que se encuentran Sharm el Sheikh, Hurghada y Marsa Alaam, en el mar Rojo.

Con un limitado número de vuelos disponibles, teníamos que decidir rápido – recuerda el profesor Alessandro Marroni , Presidente de DAN Europe – y los que decideron regresar a casa, tuvieron que tomar un vuelo a la carrera. Para muchos buceadores suponía elevarse a gran altitud mucho antes del tiempo de " No-fly " recomendado por sus ordenadores de buceo, por las diversas didácticas de buceo, y … ¡por DAN!

Es una de esas situaciones en las que un buceador, aunque sea disciplinado, se ve obligado a hacer algo que va en contra de su formación y de su cultura, rechazando tal eventualidad con una actitud de "esto no puede pasarme nunca a mí". Nunca digas nunca, y para aquellos que decidieron repatriarse a sus países de origen, no fue una decisión fácil, sin tener en cuenta, además, algunas cuestiones adicionales :

En vuelos de media distancia entre Europa y Egipto, los aviones como el Boeing 737, por ejemplo, la cabina se presuriza a una altitud equivalente mucho mayor, a menudo más allá de los 2400 metros, en contraste con los 1800 metros de altura promedio para vuelos de ultramar. Además, también la presión en la cabina disminuye más rápidamente. Esta característica técnica representa un factor de mayor riesgo añadido, en sí mismo – describe el Prof. Marroni- era un escenario difícil, donde cientos de buceadores a punto de salir empiezan a ponerse en contacto con DAN para pedir consejo. Significaba tener que asistir a un éxodo de buceadores resueltos a salir, con sus ojos aún resplandeciendo con la increíble belleza del mar, pero con sus cuerpos aún conteniendo el nitrógeno acumulado, fruto de numerosas inmersiones consecutivas.

Tuvimos que conseguir que los buceadores eliminasen tanto nitrógeno como fuese posible, antes de embarcar; aunque a DAN, no nos pilló desprevenidos: de hecho, "reciclamos" el procedimiento de "desnitrogenización", que ya utilizamos durante las pruebas del "Flying Bubbles", nuestro estudio sobre el subirse a un avión después de una semana de inmersiones. Por aquél entonces, ya observamos como respirar oxígeno durante una o dos horas podría ayudar significativamente a reducir el número de micro-burbujas, que se desarrollan en los tejidos una vez situados en altitud.
Lo que el Prof. Marroni me describe son mediciones y controles realizadas en vuelo, ecografías Doppler realizadas a bordo de aviones en situaciones reales, con buceadores reales que habían efectuado una serie de inmersiones reales en las Maldivas. Ninguno de estos buceadores, sin embargo, había abordado un avión tan rápido y con tanta premura, presionado por las alertas y las advertencias del gobierno. Las condiciones del estudio "Flying Bubbles" eran normales, con todos los intervalos de tiempo respetados. La situación de este nuevo éxodo de Egipto, sin embargo, estaba lejos de ser normal … pero aún así, tenía que ser gestionado adecuadamente.

Fue una gran operación en red – explica el Prof.Marroni -, dónde se involucraron las agencias de viajes, las tripulaciones, los centros de buceo y las aerolíneas, implicados todos en la seguridad de los buceadores que partían. El oxígeno estaba disponible en los centros de buceo y también en los aviones. Obtuvimos la plena colaboración de las compañías aéreas y de sus tripulaciones, les dijimos cómo identificar los síntomas de la Enfermedad por Descompresión y cómo cuidar a un paciente. Hasta ese momento, el uso de oxígeno a bordo estaba diseñado para otros fines, como la despresurización accidental de la cabina u otros accidentes. Abrimos una línea de comunicación circular las veinticuatro horas, con las tripulaciones de las cabinas y el personal de vuelo, para coordinar la gestión de las potenciales emergencias.

Todo el mundo ofreció su colaboración – el Prof. Marroni está entusiasmado con el apoyo – ¿Quieres saber cómo fuimos capaces de activar una red de este tipo? Simplemente … poniéndonos en contacto con el piloto que había participado en el programa "Flying Bubbles"; nos habíamos convertido en amigos. Gracias a su interés y entusiasmo, fuimos capaces de contactar con las otras aerolíneas.

A partir de ahí, todo fue creciendo. Este es el poder del entusiasmo por parte de un individuo apasionado. Sin embargo, seguía habiendo dudas: el nitrógeno es un enemigo inerte; no se fija en nadie en particular, ni se apasiona por nada … ni utiliza Facebook.

No hubo ni un solo caso de enfermedad por descompresión, ni uno – el Prof. Marroni no me dice esto como si fuera la cosa más natural del mundo. De hecho, los estudios del caso traen a la mente la necesidad de nuevos protocolos, y DAN, con o sin nitrógeno, está interesado en los vuelos, y se esfuerza por traer a bordo de los aviones, equipos sofisticados que evalúen el tímpano y las respuestas de las trompas a una eventual compensación. Ahora, regresando al nitrógeno … lo que queremos saber es ¿cómo fue que el nitrógeno no llegó a causar ningún daño?. Aunque, en este momento, si trato de pensar en una respuesta a esta pregunta, me viene a la mente la frase favorita de los investigadores, incluido Multivac, un famoso superordenador en un relato de Asimov: "No tenemos suficientes datos para formular una respuesta coherente …". Tendremos que esperar, por supuesto, pero ciertamente no tanto como lo que se tardará en encontrar una solución para el dilema de la entropía.

No hubo accidentes; todo fue bien… – repite el Prof. Marroni.
Es satisfactorio. Cientos de buceadores volaron dentro de una ventana de tiempo crítico sin desarrollar ninguna ED; simplemente inhalando oxígeno antes de embarcar. Tuvimos mucha suerte; en primer lugar, para los buceadores, que no presentaron ningún síntoma, y en segundo lugar, por la oportunidad de recopilar datos sobre un gran número de casos fuera de los límites normales, que, por razones obvias de seguridad, nunca antes había sido probado. En última instancia, ¿no fue casualidad una de las más grandes fuerzas de la evolución?

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