Foto: DAN Europe staff
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El retorno de la formación

Luca* sabía lo mucho que significaba un crucero de buceo, tipo vida a bordo, para su amigo John*. Por eso, cuando John le preguntó si quería acompañarle en esta aventura de cuatro días, aceptó entusiasmado. 

Los dos amigos ya tenían experiencia como buceadores. Luca era Divemaster PADI, mientras que John era Advanced OWD y había obtenido recientemente su certificación como buceador con reciclador. Nunca imaginaron que su viaje terminaría en el hospital después de un incidente – que podría haber tenido consecuencias mucho más trágicas si no hubiera sido por la buena formación y la rápida actuación de su guía de buceo, George *.

La mañana en que se embarcaron, Luca se sentía cansado. Había estado de fiesta la noche anterior. Así que se quedó en el barco, mientras el guía se encargaba de John y otro buceador, Paul *, durante las dos inmersiones de la mañana. Los cuatro buceadores disfrutaron juntos de una inmersión por la tarde. Luego, más tarde, Luca y John decidieron no participar en la inmersión nocturna prevista.

A la mañana siguiente Luca, que ahora se encontraba bien descansado, decidió unirse a Paul y al guía, para bucear por la mañana. Esta vez fue John quien decidió quedarse a dormir.

Esa mañana había algo de corriente, pero nada preocupante. Luca, Paul y su guía disfrutaron buceando alrededor de enormes rocas y pasadizos.

En un momento dado, Paul se dió cuenta de que le quedaba poco aire, por lo que el guía le permitió bucear con su fuente de aire alternativa. Cuando llegó el momento de poner fin a la inmersión, Luca – que estaba más cerca de la superficie que los otros dos – avisó con su linterna de su regreso al barco. Todo les pareció normal a Paul y al guía, que no sospechaban que Luca estaba teniendo problemas para respirar.

Paul y el guía empezaron su ascenso, deteniéndose para realizar su parada de seguridad. Transcurrieron unos instantes antes de que Paul se fijara en que Luca dejaba caer su máscara. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que algo iba terriblemente mal. Luca ya no se movía. Estaba flotando boca abajo en la superficie. El guía comenzó a nadar hacia arriba, haciendo caso omiso de la parada de seguridad. Paul lo siguió.

Cuando llegaron a la superficie, voltearon a Luca boca arriba. El guía dejó caer el cinturón de lastre de Luca y le pidió a Paul que sostuviera la cabeza de Luca fuera del agua. Tenían que llamar la atención de la embarcación. Sin embargo, el guía no pudo localizar su silbato, por lo que pidió a Paul que llamara la atención del barco, mientras él (el guía) sostenía la cabeza de Luca fuera del agua.

Luca sacaba espuma por la boca. El guía limpió la espuma y empezó a ventilar a Luca mediante el boca a boca. Pensó usar la mascarilla de reanimación, pero decidió dejarla en el bolsillo del BCD y concentrarse en ofrecer una ventilación adecuada – tal como lo había aprendido durante el curso de buceador de rescate.

Al cabo de cinco minutos, la embarcación llegó a su lado. El guía retiró el BCD de Luca y la tripulación del barco subió a Luca a bordo, despojándole del traje, acostándolo y empezando a suministrarle oxígeno.

Mientras tanto, Paul y el guía se encontraban agotados, por lo que también se les administró oxígeno como medida de precaución. Cuando el guía estuvo de nuevo en condiciones, vió que Luca se estaba recuperando bien. Había estado inconsciente durante aproximadamente media hora, tiempo durante el cual había seguido echando espuma por la boca y tosiendo líquido.

El capitán había llamado a una lancha rápida para llevar a Luca a tierra firme, donde una ambulancia les estaba aguardando para llevarlo al hospital. John fue con él. También se estableció contacto con DAN Europe antes de abandonar el barco, para contarles lo que había sucedido y a dónde se dirigían. El equipo de DAN Europe inmediatamente empezó a seguir el caso.

Cuando el guía y Paul visitaron el hospital, se les comunicó que el estado de Luca probablemente era debido a una infección repentina en los pulmones. No hubo necesidad de terapia hiperbárica.

Luca les dijo cómo sus problemas respiratorios habían empezado a unos -10 metros de profundidad. Había tenido dificultades para mantener el regulador en la boca debido a la espuma proveniente de los pulmones – lo que motivó su señal con la linterna, avisando que regresaba al barco.

También les dijo que, al llegar a la superficie, les había esperado mientras flotaba de espaldas. Entonces perdió el conocimiento y, por suerte, dejó caer su máscara.

El guía dijo que, cuando se percató de que Luca se encontraba boca abajo, tuvo claro lo que había que hacer. En este caso, esto significó saltarse la parada de seguridad.

Luca les dio las gracias por lo que habían hecho y todos coincidieron en que la formación de rescate realmente valió la pena. Luca también dio las gracias al equipo de DAN Europe que siguió fielmente su caso, a lo largo de todo el proceso y hasta su total recuperación, dejando el hospital, después de pasar varios días en observación, en la UCI.

Periódicamente, revisa tu aprendizaje y las maniobras de rescate. Puedes necesitarlo en cualquier momento.


*Se trata de una historia real, aunque se han cambiado los nombres para proteger el anonimato.

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