Comprensión del incidente

En busca de fósiles vivientes

Imagínate bucear en las aguas de Sodwana, en busca de peces y de (se supone) especies ya extintas. El explorador submarino Peter Timm, quién, junto con Rolleen Jacobs, llevaron a cabo la Operación Tritón en 1996, es el hombre que hizo el descubrimiento en el 2000..

Timm redescubrió el famoso Celacanto, un pez de aspecto primitivo, que se creía extinguido desde hace casi 65 millones de años.

Para celebrar su legado, un grupo de amigos autodenominados The Unified Dive Team, que se reúnen anualmente, tuvieron la ilusión de enrolarse en la increíble aventura de la búsqueda del celacanto. El grupo envió sus planes de buceo y de emergencia a DAN Southern Africa para su aprobación, antes de participar en su aventura – y para mantener viva la operación Tritón, en nombre de la investigación. La idea era recopilar datos para el National Biodiversity Institute (SANBI) Marine Biologists y documentar el encuentro con el celacanto.

Sólo hay dos especies conocidas de este pez fósil: una, que vive en las aguas que bañan las costas de Indonesia, y otra, en la costa este de África. Suelen encontrarse en aguas muy profundas y se sabe que pueden llegar a medir más de 2 m de longitud y pesar hasta 100 kg.

Este año, la operación Tritón llegó tras las habituales semanas de planificación y preparación, con los buceadores de seguridad, planes de descenso, planes de emergencia, cuestiones financieras, patrocinadores, quemaduras de sol, hipertermia, hipotermia, equipos, cámaras… Todo ello para pasarse tan sólo 10 minutos en el fondo. Así es como se dirigieron al Cañón Jesser:

 

LA INMERSIÓN

Día 1. Disponían de 12 minutos: 2 minutos para llegar al fondo y 10 en busca de la belleza perdida.

Una vez que llegaron a -108 metros, todo sucedió rápidamente. Empezaron a buscar cuevas, encontrando la famosa cueva en forma de U.

Nada ocurrió en los primeros 7 minutos. Y entonces … allí estaba él. El celacanto, la verdadera razón por la que empezó esto, se encontraba mirándolos fijamente a los ojos.

Cuidadosamente, sin asustarle, hicieron sus tareas, maravillados, recolectando datos, tomando fotos desde todos los ángulos y buscando especies indicadoras.

El tiempo había terminado. Empezaron a ascender, en su viaje de regreso, hasta los -60 metros, para reunirse con los buceadores de seguridad. Un mensaje emergió: "¡Se ha visto un pez y todos los buceadores están bien!". Empezaron las celebraciones a bordo y Dan fue informado del hallazgo.

Les había llevado 2 minutos llegar al fondo y 2 horas hasta la superficie. Pero había valido la pena.

El segundo día amaneció con condiciones verdaderamente difíciles: el viento aullaba y había una corriente de 70 m / min. Don Hauman fue el primero en bajar a esa profundidad y en condiciones difíciles. A -100m, el equipo detuvo su descenso, incapaces de localizar las cuevas. Descendieron 10 metros más, sin éxito. El tiempo había terminado.

Dicen que a la tercera va la vencida, pero no fue así. El tercer día estaba nublado y el mar, agitado. Era el turno de Janko en su primera inmersión profunda. Una vez bajo la superficie, las condiciones no eran tan duras, y pudieron encontrar la cueva en forma de U. Se vieron montones de pescado en la tercera cueva – pero el celacanto no apareció.

El cuarto día fueron despertados por una lluvia torrencial, que caía como una densa cortina de agua.

Se equiparon, analizaron y etiquetaron sus cilindros en silencio, cada uno manteniendo sus ojos en las nubes, que no mostraban ninguna señal de aclarar. Grant, el capitán, dió la orden: "¡ A bucear! La lluvia llena los baches y el viaje será suave, aunque húmedo ".

Durante el trayecto hasta el punto de inmersión, todos se dieron cuenta: eran exactamente el mismo grupo de personas (con la adición de Don Hauman), que vieron al celacanto la última vez, hacía ya más de dos años. Por supuesto, faltaba Timm, que había fallecido en 2014, una ausencia que nunca pasaba desapercibida. Fueron los mismos buceadores, el mismo patrón, la misma tripulación, incluso el mismo responsable de la inmersión.

Saltaron hacia atrás y descendieron rápido, alcanzando los -90 metros en 2 minutos, y posándose cerca del fondo, a unos 15m de la cueva en forma de U. La inspección de las áreas circundantes no reveló nada. Hasta que sus luces iluminaron el interior de la cueva.

Y, entonces, sucedió de nuevo.

Se encontraba aproximadamente a unos 2-3 metros, en el interior de la cueva, tranquilo y curioso. Jesser (como se le conoce cariñosamente) fue filmado, fotografiado (posando para los buceadores como un verdadero modelo) y observándoles a todos.

Antes de que nadie se diera cuenta, todo había terminado ya y era hora de desplegar las boyas y ascender a la superficie. La historia se había repetido con el mismo equipo.

Los días 5 y 6 fueron los elegidos para que Riaan y Elaine hicieran sus primeras super inmersiones profundas, pero, por desgracia para ellos, el celacanto se mostró evitativo, dándoles un motivo al equipo de la expedición del próximo año, para poder seguir documentando sus encuentros.

 

ESPÍRITU DE EQUIPO

Regresando a la realidad, hay que afrontar los hechos: uno no puede hacer esto por sí sólo. The Unified Dive Team  es un grupo de amigos, que se apoyan mutuamente. Ellos plantean juntos su plan DAN de seguridad y entre todos buscan a los patrocinadores. Un agradecimiento especial se merece la tripulación de superfície, que tuvieron que aguantar las condiciones del mar, con toda su fuerza, y la lluvia, durante todo el tiempo – sin ellos, simplemente, ¡no hubiera sido posible!

Este es un equipo de personas que aman el buceo, apasionados del océano e interesados por la belleza de los corales y los peces. Para ellos se trata de mucho más que el celacanto. Se trata de crear lazos con el pasado y originar historias que serán compartidas por las generaciones venideras.