Comprensión del incidente
Isla Mauricio: una aventura de supervivencia
Fue la primera vez que viajaba sola para disfrutar de unas vacaciones de buceo en Isla Mauricio.
Durante mi estancia de dos semanas, viví en un hotel sin pretensiones, en la zona costera de Grand Gaube, en el Océano Índico. Mi última semana llegó rápidamente, y me di cuenta que me faltaban sólo dos inmersiones para llegar a mi número 100. ¡Todo un hito para cualquier buceador! Esto también significaba que iba a completar con éxito mi certificación como "drift diver".
Con una gran sonrisa, me dispuse a reservar una inmersión de doble tanque y a planear una fiesta en la playa, a mi regreso. Iba a ser la guinda perfecta para terminar mis vacaciones – o así lo pensaba.
¿Quién hubiera dicho que ésta iba a ser la inmersión a la deriva más larga de mi vida?
La inmersión a la deriva más larga de mi vida
Era la época invernal, por lo que la mar picada, vientos fuertes y grandes corrientes, eran habituales. Sin embargo, este viernes en particular, el viento era extremadamente violento, provocando fuerte oleaje. La travesía fue muy movida, pero en ningún momento nos sentimos amenazados. Los cinco llegamos temprano al centro de buceo, cargamos todos nuestros equipos a bordo, y partimos a Coin de Mire – una pequeña isla, uno de nuestros habituales puntos de buceo.
No pasó mucho tiempo antes de que nos sumergiéramos y, rápidamente, nos dimos cuenta de que la corriente submarina era excepcionalmente fuerte, haciéndonos gatear, agarrados a los corales. Nuestro instructor decidió abortar la inmersión y los cinco salimos a la superficie, después de transcurrida sólo media hora. Inflamos nuestros chalecos y esperamos a que nuestro barco nos recogiera.
Teníamos una visión clara de la bahía, y podíamos ver a dos catamaranes anclados, pero nuestra embarcación no estaba a la vista. La corriente nos estaba arrastrando, así que hinchamos una BMS y utilizamos nuestros silbatos, con la esperanza de llamar la atención. Sin suerte. Y estábamos derivando hacia fuera.
Formamos un grupo cerrado – tres buceadores en la parte delantera y dos en la parte posterior, y comenzamos a aletear. Inicialmente, la corriente nos estaba llevando a tierra. Pero entonces, las grandes olas, la lluvia y el viento nos empujaron en la dirección equivocada. Todos nuestros esfuerzos de aleteo no parecían servir para nada. Llevábamos ya dos horas en el agua y, hasta el momento, no habíamos visto ni oído barcos, aviones o helicópteros en busca nuestra. Encontrarme en una situación de este tipo con otros cinco buceadores experimentados, fue muy beneficioso. Todos podíamos contener nuestras emociones y mantener altos los espíritus. Nos apoyábamos entre nosotros y nos manteníamos entre sí lo suficientemente motivados como para seguir adelante. A continuación, decidimos tratar de llegar a la isla que se encontraba detrás de nosotros. Al menos, había dejado de llover y un soleado cielo azul nos estaba animando.
Después de tres horas en el agua, vimos el primer avión, suspendido en la distancia. Agitamos la BMS y tratamos de llamar la atención. Pero el avión se encontraba demasiado lejos. Nuestros instintos de supervivencia mantenían a nuestra mente entumecida y a nuestras emociones, ocupadas. Pasó el tiempo y el avión regresó, volando, más de cerca. El avión sobrevoló nuestra zona cuatro veces, y sospechamos que en una de estas pasadas, nos vieron, porque transmitieron nuestras coordenadas al Servicio de Guardacostas.
Después de luchar por nuestras vidas durante más de cinco horas en el encrespado océano, por fin oímos una embarcación. Ninguno de nosotros creía que se encontraba tan cerca. Cuando vimos aparecer la lancha enviada por el Servicio de Guardacostas, la miramos con total incredulidad.
Lo que aprendí de esta experiencia
Nuestra aventura había terminado. Por fin nos encontrábamos fuera del agua, vivos y a salvo. En el barco nos abrazamos con euforia – sin necesidad de comentarios adicionales.
La lección más importante que aprendí de esta experiencia es ser siempre críticos – comprobar siempre todos los detalles una vez más acerca de lo que los centros de buceo están haciendo, utilizar nuestra propia experiencia, así como la de nuestros compañeros de buceo, para descartar posibles riesgos, y quizás prevenir que estos accidentes se repitan en el futuro …
Al final, no tuve la fiesta en la playa después de todo. Pero, al menos, estaba viva para contarlo.
Evita perderte e incrementa tus oportunidades de ser encontrado.
Como parte de sus numerosas campañas acerca la seguridad en el buceo, DAN Europe está llevando a cabo actualmente una campaña informativa basada en ayudar a los buceadores a reducir el riesgo de perderse en el mar.