Lastre improvisado
El buceador
El buceador es un hombre sano de cierta edad que disfruta de su jubilación viajando por todo el país en su caravana y buceando en distintos lugares.
Las inmersiones
En este día en concreto, el buceador tuvo dificultades con la flotabilidad, que era positiva. Trató una y otra vez de quedarse cerca del fondo, pero el esfuerzo que esto suponía le hizo sentirse frustrado. Para intentar lograr una flotabilidad más negativa, agarró una pieza bastante grande de coral y se la puso entre la piel y el traje húmedo.
Las complicaciones
Sin saberlo, el lastre que había escogido era coral de fuego, que le provocó una reacción inmediata por toda la parte inferior de la región abdominal. Se trataba de la reacción habitual con el coral de fuego: eritema, picor intenso y escozor. El buceador finalizó la inmersión en cuanto pudo para tratar sus lesiones con una ducha y una crema antihistamínica.
A lo largo de los nueve meses siguientes, los signos y síntomas de la picadura volvían a manifestarse de forma intermitente. El eritema no remitió, y de hecho empeoraba ocasionalmente, y a veces el picor y el escozor resultaban casi insoportables. En resumidas cuentas, no había experimentado ninguna mejoría, de modo que decidió llamar a DAN para pedir consejo.
La lesión
El coral de fuego es un animal que suele encontrarse en las aguas tropicales o subtropicales. Se denomina coral porque su aspecto es similar al de los corales de arrecife. Si bien tanto el coral auténtico como el de fuego pertenecen al filo de los cnidarios y disponen de nematocistos, el coral auténtico se clasifica en la clase de los antozoos, mientras que el de fuego lo hace en la de los hidrozoos. El coral de fuego parece guardar una relación más estrecha con las medusas y otras anémonas urticantes que con los antozoos formadores de arrecifes que conocemos comúnmente como corales.
El esqueleto del coral de fuego está recubierto de poros por los que salen unos tentáculos que disponen de nematocistos (células urticantes). El tamaño y la forma del coral de fuego varía: puede tener un aspecto ramificado, de gran cuchilla, e incluso de caja.
Las reacciones
Los afilados bordes del coral pueden causar laceraciones, que a su vez permiten que los pequeños fragmentos de coral cargados de bacterias y la toxina inyectada por los nematocistos entren en la herida. En los primeros 10 o 15 minutos, es posible que se produzca una inflamación, y muchas personas experimentan una sensación de escozor, como si les ardiera la piel.
Estas toxinas también pueden producir hinchazón, picor y dolor y, además, pueden dificultar la cicatrización de la herida. En caso de que las ulceraciones se infectaran, habría que acudir a un médico y recurrir a los antibióticos. Si las picaduras del coral no se tratan adecuadamente, síntomas como la inflamación podrían prolongarse desde unos días hasta varios meses.
Cabe la posibilidad de que la infección derivada de la picadura del coral de fuego desencadene en el buceador una respuesta sistémica, que consistiría en dolor con la palpación en los ganglios linfáticos y dolor articular. Las personas afectadas por esta picadura pueden asimismo tener nauseas, vómitos, fiebre, escalofríos o sensación de fatiga.
Según el Dr. Carl Edmonds, autor del libro Dangerous Marine Creatures (Seres vivos marinos peligrosos), se conocen casos de síntomas neuropsicológicos «tales como ansiedad, depresión, insomnio, debilidad y apatía». El Dr. Edmonds comenta que la gravedad de los síntomas depende de la extensión de la picadura venenosa, de la especie implicada y de los antecedentes médicos personales del buceador.
Los tratamientos
Es conveniente que, como primeros auxilios iniciales en caso de picadura de coral de fuego, se lave la herida con vinagre (ácido acético), o bien con una pasta de bicarbonato sódico si no se dispone de vinagre. (No se recomienda utilizar estas dos sustancias al mismo tiempo.) Ambos compuestos pueden ayudar a desactivar los nematocistos. La crema de hidrocortisona, que se vende sin receta, ayuda a mitigar las reacciones más leves, como son la inflamación o el enrojecimiento. Si la reacción es de mayor gravedad, o si no remite, puede ser necesario administrar prednisona por vía oral. Para obtenerla, es preciso acudir al médico, dado que se trata de un medicamento con receta.
En la publicación «A Medical Guide to Hazardous Marine Life» (Guía médica sobre seres vivos marinos peligrosos), el Dr. Paul Auerbach recomienda no utilizar alcoholes desnaturalizados (por ejemplo, loción para después del afeitado),ni tampoco bebidas alcohólicas o disolventes orgánicos (como pueden ser el queroseno, el aguarrás o la gasolina). En la DAN Guide to Medical Frequently Asked Questions (Guía DAN sobre preguntas frecuentes en medicina), el Dr. Auerbach también recomienda que se empiece por lavar la piel raspada por el coral con agua y jabón, y que se aplique neomicina (Neosporin(r)), para reducir el riesgo de infección. Si a pesar de todo la herida se infecta, lo más conveniente es acudir al médico. Determinados tipos de bacterias que suelen encontrarse en el medio marino pueden llegar a ser peligrosos, especialmente en personas con inmunodeficiencia.