Con el proyecto Flying Bubbles,¡DAN Research despega!

Después de una larga y acurada fase de pruebas, acaba de despegar un innovador proyecto de investigación sobre el tiempo de espera antes de volar y lo que le sucede al buceador durante el vuelo. El proyecto nace de la colaboración entre DAN Europe y las compañías Neos Airlines, Albatros Top Boat y DiveSystem. El objetivo es monitorizar la presencia de burbujas de gas en los buceadores durante el vuelo de regreso después de bucear. Por esta razón, los investigadores de DAN se encontrarán a bordo de algunos de los aviones de la flota Neos para efectuar pruebas ecográficas.

La División de Investigación de DAN, siempre activa en la detección de burbujas después de bucear, ha pedido a Neos su colaboración en la exploración de este aspecto de los viajes de buceo que hasta ahora ha permanecido desconocida. Los buceadores actuales son, en realidad, los epítomes perfectos de un trotamundos: siempre en movimiento, dispuestos a todo siguiendo su pasión. Puede suceder que algunos ignoren o pasen por alto las recomendaciones en cuanto a tiempo de espera para volar, es decir, el intervalo de tiempo mínimo recomendado entre una inmersión y el vuelo, y se embarquen antes de tiempo, lo que aumenta el riesgo de ED (Enfermedad Descompresiva).

La Enfermedad Descompresiva (ED) es una patología de descompresión causada por la formación de burbujas dentro del torrente sanguíneo o en los tejidos, resultantes cuando un gas inerte (nitrógeno) no se elimina, y que puede tener graves consecuencias.

Para evitar la formación de burbujas de gas, los buceadores que viajan en avión después de una inmersión deben respetar los intervalos de seguridad. DAN ha llevado a cabo estudios fiables en este campo y aconseja esperar a volar al menos 12 horas después de una única inmersión dentro de la curva de seguridad, y 24 horas después de una serie de inmersiones con o sin descompresión. Estas recomendaciones se basan en las observaciones realizadas antes y después del buceo y en cálculos matemáticos. Aunque, hasta ahora, los investigadores no han tenido acceso a los datos fisiológicos fundamentales, como los que pueden obtenerse de las pruebas realizadas durante el vuelo. Gracias a este acuerdo, ahora es posible la realización de estudios e investigaciones al contar con un socio de prestigio aeronáutico que cree en el proyecto.

La detección de burbujas durante el vuelo utilizando ultrasonidos representa un paso más hacia una mayor seguridad para los exploradores de las profundidades que también son, a la vez, viajeros aéreos.

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