Especies peligrosas y ¡otras más peligrosas aún!
Sí, es cierto: el pez más agresivo de todos es el pez payaso. ¡Exacto, el mismísimo Nemo!. Ese pequeño pez naranja que se ve tan dulce, seguro que te atacará si te acercas demasiado a su anémona. Y haría lo mismo a un tiburón ballena de 14 metros. Su pequeño tamaño es ridículo en contraste con la fuerza de su cabezazo, pero imagínate lo que pasaría si alguna sustancia extraña como el plutonio u hormonas del creciamiento, por decir algo, fueran a parar al mar y Nemos genéticamente alterados crecieran hasta alcanzar un par de metros de longitud… Da miedo pensarlo, ¿eh? Los que conocen bien al pez payaso, como los fotógrafos, por ejemplo, cuando se enfrentaran a Nemos mutantes podrían optar por ir y tomar fotos de los insectos y las flores en su lugar.
Pero volvamos al problema real. El tormento de los principiantes, que era también la de los pioneros del buceo en sus primeros tiempos, se acerca más a la realidad: es el miedo a lo desconocido, a las criaturas y al medio ambiente del que nadie sabía nada. Poco a poco, sin embargo, se han reunido estadísticas: nos muestran que los ataques de tiburón tienen lugar la mayor parte en lasuperficie del agua. El buceo parece ser, casi en su totalidad, una zona segura de ataques de tiburones. Una vez que este concepto se entiende a nivel límbico, los buceadores pueden nadar felizmente entre tiburones tigre, tiburones toro y otras criaturas sedientas de sangre.
Pero el hombre nunca está satisfecho. Su mayor problema, como dije antes, es el control: una vez que toma confianza con las criaturas marinas, comienza a tratarlos como vacas, perros, caballos y gallinas… Una vez que ha vencido el miedo primitivo, empieza a cabalgar a las mantas, a las tortugas y a los delfines; comienza a alimentar a los tiburones, rayas, meros y todo lo que encuentra, como si fueran caballos o gallinas, convirtiendo a parte del arrecife en su corral personal. Para aumentar su condición de “líderes” bajo el agua, por ejemplo, para mostrar su supremacía sobre sus compañeros de buceo, muchos guías y divemasters empiezan a acariciar morenas, a alimentar con peces muertos a los tiburones toro, y abrir la boca de los peces piedra para mostrar el interior de color blanco puro. He visto buceadores manipular a peces león, alimentar tortugas, rayas águila y pececillos de colores. Aunque aún no he visto a guías submarinos jugar con serpientes de mar o cubomedusas… Pero esto no quiere decir que no haya sucedido o no esté pasando ahora mismo mientras escribo. Me pregunto si algún guía australiano ha intentado alguna vez hacer un espectáculo con un gran ‘salado’, como se conoce al cocodrilo marino. Sería muy curioso saber como le fué. Obviamente, estas guías son machos alfa (incluso las guías hembra han de ser consideradas machos alfa). Y si hay un alfa, por emulación surgirán más. Y con la emulación, los accidentes se multiplicarán.
Las teorías sobre los métodos de primeros auxilios en cambio han surgido siempre y se multiplican por su cuenta, al igual que la lista de antídotos caseros milagrosos. La imaginación del buceador no conoce límites, y entonces la gente se pregunta como es que muchos de ellos se vuelven artistas, directores y escritores. Conozco a un instructor que fue arrestado por tratar de salvar a la víctima de una medusa, una carabela portuguesa (Physalia physalis). Que la orina también contiene amoníaco es archisabido, pero verterla directamente desde la vejiga sobre un hombre que grita, en medio de una playa llena de gente en verano, está mal visto y quizás no fuese el remedio más adecuado. En otra ocasión, un tipo llamado Danny (o como se llame) consiguió ser picado en su trasero por un pez escorpión (hay curiosidad por saber como lo consiguió). Lo hicimos ponerse en cuclillas en un balde lleno de agua muy caliente, calentada a los famosos 45°C (a pesar de que gritó que estaba mucho más caliente.) Obviamente el miedo a hervir algo más precioso que sus pálidas mejillas, le dejó temblando casi una hora en una posición raramente inducida por un calambre. Les ahorraré las fotos.
Luego está Paula, que cada vez que alguien se lastima con los corales de fuego, se burla: “¡Les hemos dicho mil veces que se mantengan alejados del coral! ¡La naturaleza se defiende! “Nosotros somos los invasores. Los peces, las medusas y los corales no invaden nuestro espacio, ni se deshacen de su basura tóxica en nuestros hogares”. Cuando Paula y yo nos reunimos en Sharm el-Sheikh, bajamos a la playa de El Hadaba a hablar. Frente a nosotros se encontrabala plataforma del arrecife costero, y como siempre, había alguien caminando sobre ella. “Estoy cansada de gritar, espero que algún pez piedra solucione el tema”, dijo Paula, harta. Entonces se sentó, abrazada a sus rodillas, pensando el voz alta: “Deberíamos criar algunos peces piedra, ya sabes, y distribuir unos cuantos alrededor. !Apuesto a que así los detendríamos! “ “Pero eso sería otra injerencia, Paula.”, intervine. “No, no! Hemos ayudado a tantos revolucionarios a defenderse de dictadores sangrientos, proporcionándoles armas… y sin embargo, no hacemos nada por el mar.”, se lamentaba… Paula siempre me llama la atención. No sé si tiene o no razón…. Y añadió: “Ya estamos trabajando con el pez payaso mutante con cesio y plutonio …” Ella me miró, con su aire de superioridad de macho alfa y luego se acostó otra vez, soñando con su camada de luchadores por la revolución …
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